El grito de Munch – Javier DelaTorre

En 1866, Gustave Courbet pintó El origen del mundo como bofetada sin remilgos a una sociedad demasiado purista. En el año 2000, inaugurando el siglo, un equipo de cine asaltaba unos días la realidad para demostrar que las cosas no habían cambiado tanto: Violeta, la heroína de nuestra historia, anda infectada por el virus del narcisismo. Y es por eso que no llega a entender que un asesino en serie que anda suelto por Madrid y está eliminando a las jóvenes y más bellas de la capital española, no la haya elegido a ella como su víctima. Con esta delirante premisa, puro esperpento en clave de realismo sucio, la protagonista se ve inmersa en una búsqueda arrebatada y desquiciada que la enfrentará al mismísimo infierno.

Este cortometraje, que encontraba en la provocación su razón de existir, se rodó bajo una única pauta: terrorismo cinematográfico, concepto que suponía rodar íntegramente a toma única, a la manera de la vida real, sin posibilidad de repeticiones, y asaltando, literalmente hablando, más de alguna localización madrileña. El resultado, un experimento hipnótico y absolutamente desorbitado que apuntaba maneras. Contar con la entrega de actores como Athenea Mata, Sergio Mur o Marisa Pintor y con aquel maravilloso equipo técnico ayudó bastante. Experiencia única.